martes, 2 de noviembre de 2010

El drama "incomprendido" de la mujer maltratada

A la sociedad aún le cuesta comprender por qué una mujer sigue viviendo con su agresor a pesar de las palizas y las humillaciones al desconocer que, en la mayoría de los casos, el terror, la soledad, la anulación, la desconfianza y la dependencia emocional extrema están detrás de la imposibilidad de romper con el verdugo.Cuatro de cada diez españoles piensan que la mujer es la culpable de sufrir violencia machista por no abandonar el domicilio, según un estudio que presentó Igualdad y las estadísticas de este Ministerio reflejan que de las 42 fallecidas por violencia machista en lo que va de año 29 convivían con su asesino.La coordinadora del área de Violencia de Género de la Federación de Mujeres Progresistas, María José Bueno, asegura, en declaraciones a EFE, que no hay un único factor determinante por el que las mujeres continúen al lado del hombre que las maltrata, sino que son varios.En ocasiones, sostiene Bueno, hay características de la violencia que se confunden con señales de amor, como los celos, el control, incluso el aislamiento, que hacen pensar a la mujer que el hombre la quiere más que a nada, aunque en realidad lo que hace es anularla poco a poco.El hombre no comienza a maltratar con violencia física, sino que primero "destruye" a la mujer psicológicamente."Las mujeres aguantan porque han perdido su identidad y tienen dependencia extrema y terror a sus maltratadores", subraya la presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas, Ana María Pérez del Campo.Pérez del Campo opina que muchas mujeres "aguantan" también porque saben que están solas y nadie las apoya: "ahí está la incomprensión de la sociedad", apunta la presienta, quien añade que los ciudadanos "desenfocan la realidad debido a que el sistema patriarcal está más vivo que nunca".La presidenta de esta federación de asociaciones resalta que las mujeres maltratadas se sienten "completamente destruidas y humilladas cada vez que ellos se comportan de esa forma con ellas" y descarta que haya un perfil de mujer maltratada."El único denominador común es la violencia que soportan", sentencia.La directora del Centro de atención, recuperación y reinserción de mujeres maltratadas de la Federación que preside Pérez del Campo se llama Fe Paz y cuenta a EFE que día a día intenta junto a su equipo recuperar a las mujeres que llegan a ese lugar "desesperanzadas" y "anuladas", tras años de palizas y vejaciones.Confirma el hecho de que el maltrato físico "es la punta del iceberg" y afirma que "es tan devastador que el hombre insulte a la mujer como que no la escuche cuando ella habla".En este sentido, asevera que "cuando la mujer recibe el primer golpe, ya está preparada para recibirlo" por el trabajo "sutil" de anulación por parte del maltratador.En su opinión, tampoco hay un perfil de mujer maltratada sino "un perfil de las consecuencias del maltrato", que en el centro tratan de paliar con una intervención integral, cuya duración depende de cada caso."No todas las mujeres llegan convencidas de haber dejado a su agresor e intentamos al principio que tomen conciencia de la situación que han estado viviendo, porque ellas normalizan el maltrato", subraya Paz, quien explica que el centro tiene capacidad para 30 unidades familiares (las mujeres con sus hijos).Recalca que otros de los motivos por los cuales las mujeres no se atreven a romper la espiral de la violencia es por "el desamparo judicial" y la "desconfianza" en las autoridades."Hay un gran porcentaje de mujeres que no denuncia. Cuando lo hacen, ven en las noticias que otras como ellas, que también han denunciado, acaban muertas, entonces, ¿de quién es la responsabilidad?", se pregunta Paz.Según datos de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, sólo el 23,8 por ciento de las asesinadas por violencia machista había denunciado.No obstante, Paz, quien dice con orgullo que el centro que dirige lleva 19 años atendiendo a las mujeres maltratadas, es optimista porque el trabajo que realizan ella y su equipo da sus frutos."El balance en el centro es positivo, desde luego", subraya la directora, después de que muchas de las mujeres a las que han tratado hayan conseguido empezar una nueva vida y ser "unas auténticas supervivientes". 

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